tag:blogger.com,1999:blog-49805739188107364862024-03-13T04:55:58.544-07:00Africano StarAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-87153776391806252013-06-13T12:11:00.001-07:002013-06-13T13:59:57.849-07:00TRILOGÍA SUCIA DE LA HABANA; Pedro Juan Gutiérrez<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-xBoK2kAYTNg/UboZX22m4gI/AAAAAAAAAEk/tnrGo39Kid8/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-xBoK2kAYTNg/UboZX22m4gI/AAAAAAAAAEk/tnrGo39Kid8/s1600/images.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
Aunque aún sigo inmerso en su lectura, la estructura
adoptada por Pedro Juan Gutiérrez para articular su Trilogía sucia de la Habana
da suficientes garantías para hablar de ella sin correr excesivos riesgos.
Porque en cada uno de sus relatos podemos encontrar la esencia pura de un
hombre, una época y una ciudad, La Habana, pero visto desde dentro (hombre,
época y ciudad) a través de los ojos privilegiados de un ser inteligente y
lúcido.</div>
<div class="MsoNormal">
A Pedro
Juan, después de vivir casi toda su vida ejerciendo de periodista, lo
encontramos enfangado en la Cuba de los noventa, un país azotado por una
profunda crisis donde la miseria es generalizada y las perspectivas de futuro
casi nulas. Unos buscarán la jama enrolándose en trabajos miserables, otros
arriesgarán la vida abandonando el país por mar en busca del anhelado sueño
americano. Pedro Juan va a ser de los primeros. Desencantado y herido pero fuerte y luchador, atraviesa los días sin esperar nada especial, solo
templar de vez en cuando, a poder ser con una botella de ron y unos
cigarrillos. Sobrevivir al caos circundante parece ser más que suficiente. </div>
<div class="MsoNormal">
Tengo que
decir que al principio me resultó antipático. Me preguntaba quien era este desconocido al que en diferentes foros se le apodaba con ligereza
el “Bukowski cubano”. Siempre que nos enfrentamos a un imitador del padre del
mal llamado realismo sucio desconfiamos, y más si la adoración por el angelino
raya el fanatismo. Pero a medida que uno va avanzando, que uno va entrando con mayor profundidad en las calles de la doliente ciudad caribeña, vemos a Pedro Juan distanciándose cada vez más de la gigante sombra del escritor
americano, entretejiendo su propio estilo y desarrollando su propia manera de enfrentarse al mundo. Las similitudes son obvias, no más porque descienden de la misma estirpe. Ambos agarran la vida por los
huevos y la dejan libre de florituras. Ambos son precisos cirujanos de la realidad
más cruda y ambos emprenden la lucha con la misma certeza de que al final no les espera
recompensa alguna. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
En el caso de Pedro Juan el humor es más velado, pero cuando aparece igual de efectivo. Demuestra gran
maestría a la hora de trasladar el lenguaje de la calle a la página escrita y logra hacernos sentir el calor y
la humedad del ambiente a pesar de no ser excesivamente descriptivo.</div>
<div class="MsoNormal">
En sus
relatos hay putas, alcohol, tabaco, sangre, calaveras y corrupción. Pero
también hay ternura, melancolía, dolor por antiguos desengaños y amor por la
gente miserable que le rodea.</div>
<div class="MsoNormal">
Aún no lo
he terminado, pero ya puedo estar seguro de que no le voy a quitar el ojo de
encima. Digno continuador de una forma de escribir y afrontar el mundo que aún
hoy sigue menospreciándose y considerándose de arte menor, pero que para todos
aquellos que no buscan engolosinarse con fuegos artificiales, resulta de una
urgencia vital.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-60033941655515652072013-06-05T12:19:00.001-07:002013-06-05T12:21:56.924-07:00CAMINO DE LOS ÁNGELES; John Fante<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-AotykjuOrfw/Ua-PLXVBfcI/AAAAAAAAAEQ/xNVyxVO9u9o/s1600/9788433973269.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-AotykjuOrfw/Ua-PLXVBfcI/AAAAAAAAAEQ/xNVyxVO9u9o/s320/9788433973269.jpg" width="211" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Quien ya haya tenido entre sus manos alguno de los otros
episodios de la tetralogía formada por “Espera a la Primavera, Bandini”, “Pregúntale
al polvo” o “Sueños de Bunker Hill”, encontrará en este relato una prueba más
del genial magisterio del escritor italoamericano John Fante. Si bien no rayando
al gran nivel demostrado en Pregúntale al polvo, pero no decepcionando en
ningún momento en cuanto a su característico sentido del humor y a su valiente
libertad expositiva, más meritoria si cabe si tenemos en cuenta el año del que
data la obra, alrededor del 36, época en la que este tipo de escritos
nacían condenados al ostracismo del mundo editorial. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Aún así, John Fante parece estar
orgulloso de su creación, como traslucen estas palabras extraídas de una carta
escrita por él mismo en 1936: «Camino de Los Ángeles está terminada y yo estoy
encantado, chico, espero enviártela el viernes. Parte del contenido pondría de
punta los pelos del culo de un lobo. Puede que sea demasiado fuerte; quiero
decir que carece de “buen gusto”»</div>
<div class="MsoNormal">
La
publicación no se llevará a cabo hasta después de su muerte, cuando su mujer
encuentre el manuscrito entre unos papeles olvidados. </div>
<div class="MsoNormal">
Libro que
podríamos considerar de “iniciación”, de despertar a una vocación tan singular
como es la artística, en el cual encontraremos al mismo Arturo Bandini (alter
ego de su creador) que más tarde veremos pasándolas putas en Pregúntale al
Polvo, en la ciudad de Los Ángeles, intentando sacar adelante su carrera de escritor.
Aquí lo encontramos en su estado más puro, con la sexualidad a flor de piel y
con el ego extremadamente inflamado, propio de un tardoadolescente atrapado por
sus instintos más incontrolables. Dicho ardor se verá intensificado a su vez por
los delirios de grandeza propios de todo joven aspirante a escritor. Esta
altanería le llevará a utilizar con sus interlocutores palabras
incomprensibles, de alta alcurnia, para demostrar su superioridad: ante su
madre, su ante hermana, ante su tío, ante el camarero del bar que frecuenta e
incluso ante sus propios compañeros de trabajo, que lo ridiculizan desde el primer
día que pisa la fábrica cuando, bajo el título de “escritor”, se presenta
echando la pota por el fuerte olor a pescado de las instalaciones.</div>
<div class="MsoNormal">
Arturo está
convencido de ser un elegido; lee a Nietzche, a Shopenhauer y a Spengler, se
considera “un superhombre”, el mismísimo Zaratustra. Considera que las
condiciones para desarrollar su carrera de escritor no son las apropiadas. Ni
el lugar donde vive; San Pedro, el puerto de Los Ángeles; ni las personas con
las que convive, su madre y su hermana, dos mojigatas analfabetas. </div>
<div class="MsoNormal">
Otro
aspecto importante, no solo en este volumen sino también a lo largo de toda su
obra, es el mundo de la inmigración. El propio Arturo Bandini, italiano, siente
en sus carnes la discriminación desde su infancia, cuando sus compañeros de
escuela le hacen sentir su condición de foráneo llamándolo cruelmente “spaghetti”
en unas ocasiones y en otras no menos crueles “macarroni”. Esto no le impedirá
hacer lo mismo con sus compañeros de trabajo: filipinos, mexicanos… porque él
es Arturo Bandini, no un simple mortal; él, Arturo, el escritor, llamado a
escribir las páginas de oro de “la posteridad”. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Arturo oscilará a lo largo del
relato, como buen ciclotímico, desde la delirante exaltación del yo al
autodesprecio más virulento y flagelante. La realidad en la que está inmerso y que pesa
sobre sus hombros, la América de la Depresión, le irá recordando a cada
instante que el camino hacía Los Ángeles no va a resultarle nada fácil.</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Documento
que no llega a la categoría de obra maestra, pero que no decepciona en
absoluto; la risa está asegurada, aspecto nada desdeñable si tenemos en cuenta
que el arte de hacer reír con palabras está solo al alcance de unos pocos
elegidos, entre los que se encuentra como uno de los pioneros indiscutibles el
mismísimo John Fante.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-86312229729199481552013-05-07T13:43:00.002-07:002013-05-07T13:43:41.549-07:00BLUES MELANCÓLICO EN CAZORLA<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-mKWJed4nb4I/UYlnbWmKJiI/AAAAAAAAAD4/Khvjk034YOU/s1600/cazo2008.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-mKWJed4nb4I/UYlnbWmKJiI/AAAAAAAAAD4/Khvjk034YOU/s1600/cazo2008.gif" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
Volví al año siguiente de mi debut. Me fui con muy buenas
sensaciones en el 2007. Allí pudimos presenciar la magia al piano del ya
fallecido Pinetop Perkins. Apareció por la esquina izquierda del escenario
ayudado por sus subalternos. Aquel amasijo de huesos con sombrero calado y una pronunciada
chepa no dejaba intuir lo que escondía bajo sus dedos. De pronto el cadáver
cobró vida para dejarnos a todos con la boca abierta. Era una leyenda negra
lanzando notas contra la sierra cazorleña. Momentos únicos, irrepetibles, que
no me quería perder por nada del mundo. </div>
<div class="MsoNormal">
El equipo era prácticamente el mismo. El Sol también,
azotaba que daba gusto. Pasábamos la tarde en la Plaza Gambrinus escuchando a
una banda nacional. Todo fluía. Los olivos se extendían a ambos extremos del
campo abarcándolo todo hasta el horizonte. Los vasos de cerveza no paraban de
salir desde detrás de la barra como granadas de mano lanzadas al escenario. Me
pasé media tarde seduciendo a una camarera de la tierra. Yo insistía dentro de
mi pedo en que me regalase una camiseta del festival. Tonteábamos de forma
idiota sobre mi talla. Decía que era un mierdecilla, que seguro que tenía la
XS. Yo decía que un nabo, que de la L para arriba. Para que decir que yo era el
único que creía que aquella conversación tenía connotaciones sexuales. La
chavala me reía las gracias, aunque no la tuviera. </div>
<div class="MsoNormal">
La banda local dejó de tocar. Ya estaba poniéndose el Sol.
Quise saber si aquella belleza sin confirmar trabajaba a la noche. Me dio señas
inequívocas. En la barra junto al puesto de <i>Mershandising</i>.
«Y si te portas bien te regalo mi camiseta» </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Sol, blues, una camarera. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
En el escenario Cruzcampo, a la
noche, tocaba Johnny Winter. Otra leyenda. Empecé a echar cuentas: Luna, blues,
Johnny Winter, una camarera. ¡Qué podía jodérmelo! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
¡O quien!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Yo tenía a mi derecha a Duken.
Los hermanos andaban por entre el bullicio, puestos de setas, jugando a los
dibujos animados. A mi izquierda tenía a T. Duken y T. fumaban hierba. Yo no.
Lo había dejado. No era capaz de coordinar mi sistema nervioso cuando estaba
fumado. Mi regla para ver un concierto y disfrutarlo de una manera profesional
era la de ir lo menos ciego posible. Solo progresivamente y a base de cerveza
podía alcanzar niveles de estabilidad aceptables para el espíritu y el corazón.
La camarera estaba situada según las señas al lado del puesto de <i>Merchandising</i>. Apoye mi codo sobre la
barra y seguí con la cantinela. Mis colegas no andaban lejos, solo a unos
metros. No los podía perder de vista. Seguían a lo suyo, deforestando. El
sonido era devastador. No se escuchaba ni el pedo de un cíclope. Cuando podía,
mi camarera, se acercaba a intercambiar impresiones. Pero no funcionaba. Mi
sordera crónica era para mirármela. Ni leyéndole los labios. El aire se llevaba
las palabras, sin ninguna poesía. A falta de comunicación racional, la única
manera viable que vi de mantener un vínculo afectivo estable era la de pedir
cervezas sin control. Johnny Winter ya estaba en el escenario. Era un jubilado
de 130 años con el pelo raído, blanco, cayéndole a lo largo de los hombros,
medio jorobado y con un aspecto de lo más country. Duken y T. movían sus bullas
como si no fuese a haber mañana. Estaban felices, como dos palilleros en mitad
de un krampack. Mi camarera, porque era mía, cada vez se acercaba menos a mis
dominios. Ya solo salían escupitajos de mi boca, sandeces, eructos. Me acerqué
a mi clan en una retirada a tiempo para intentar recuperar el terreno perdido,
hacerme un poco el duro, ganarme de nuevo su atención. T. me agarró del hombro
y me miró. «Tío, me voy a la tienda de campaña» T. estaba verde, como un
blandiblú. No podía dejarlo marchar solo. Me acerqué a Duken para ver cual era
la situación, por si ya era hora de largarse. Dijo que sí, por lo que volví
sobre mis pasos para informa a T. T. se había pirado. Volví junto a Duken y
puse mis ojos en Winter. De pronto un OOHH se escuchó en las gradas. Duken y yo
nos giramos. Una masa informe se apostaba en círculo en mitad del coso. «Parece
que a alguien le ha dao un fatú» Dijo Duken. «Joder, la gente no tiene límites,
coño; qué asco de desfasaos» dije, cuando una imagen me vino a la mente. Era
como en aquellos cuadros del descendimiento, cuando a Cristo lo bajan en
actitud solemne agarrado por hombros, costados y pies, pero en esta caso a la
inversa, en ascensión. Vi una melena al viento y un ser humano inconsciente.
Entrecerré los ojos para ver mejor. No me lo podía creer. Era T., pero no era
él. Le faltaban las gafas y media barbilla. Un trozo de carne le colgaba de la
muí. La hostía parecía ser de órdago. Se había echado la boca abajo. Corrí a su
encuentro y me di de bruces con sus gafas. Era lo más parecido a un ocho. Al
parecer le había estallado en la cara, con el peligro de haberse cortado con
algunos cristales. ¡La Virgen! Ya es que no cabíamos en nosotros del canguelo.
¡Un morchón de casi dos metros! No era la primera vez. Era famoso por ser de
equilibrio distraído. ¡Pero no de esta gravedad! Simples tropezones en pleno
llano con sus propios pies. Alguna pájara en su haber… se decía que se había
jugado la cara ya, anteriormente, pero que el pie de un amigo apoyado en un
escalón le había salvado de dividirle la jeta en dos. Esta vez la suerte se
había ido de putas. Había ido a aterrizar de jeró sobre el soporte metálico que
atravesaba el recinto para cubrir los cables. Soporte metálico totalmente
oxidado, para más INRI. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Me lo tenían en el puesto de
socorro, junto al <i>Backstage</i>. Solicité
que me diesen el parte. Nadie decía nada. Acudí a uno de los que habían trasportado
al cadáver. Su cara era un poema. «Tío, ¿ese es tu amigo?» «Si, por dios. ¿Es
grave?» «La barbilla, tío. Está difícil» Joder, me temía lo peor. No quería que
mi colega se quedase como Macario. Era una tragedia. A Duken lo había perdido
de vista. Los hermanos seguían puestos de setas, dios sabe en qué mundos. La
responsabilidad era mía. Tenía que coger al toro por los cuernos. Y ahí fue que
salió, en camilla. Estaba consciente. Tenía un vendaje de emergencia rodeándole
el boquino. El público nos jaleaba. Había sed de sangre, en las gradas. El
lumpen quería muerte. La plaza de Toros de Cazorla era perfecta para ello. Me
sentía como el apoderado de Manolete saliendo de la plaza de Linares. Un
grande, mi colegón, fulminado por un jamacuco de hierba. Bajón de defensas.
Amarillo. ¡Menudos gilipollas que estábamos hechos! ¡Es que era para
tortearnos! ¡Qué hacíamos con nuestras vidas, a nuestra edad! La ambulancia
entró de culo por la puerta grande. T., en un arranque de orgullo, quiso
incorporarse para entrar con dignidad por su propio pie al vehículo. Solo
consiguió bajar el dedo gordo del pie cuando se puso marrón y tuvo que ser
sujetado. Mi amigo, un tipo capaz de sacrificar calzoncillos cuando le daba un
apretón, abatido en una plaza de segunda. Me subí en el asiento del copiloto,
me presenté al conductor con la debida formalidad y pusimos a toda leche la
sirena en dirección al facultativo. Se escucharon algunos aplausos cuando
arrancamos. «¡Por qué no os vais a la mierda!» Grité afectado, por la
ventanilla. Nadie me oyó. La gente volvía a lo suyo. Johnny Winter, el
guitarrista, la leyenda, había seguido tocando, como si allí solo se hubiese
cagado una paloma.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Atravesamos las callejas oscuras
y solitarias del centro del pueblo hasta dar con una especie de casa
prefabricada en la que se encontraba el médico de guardia. Bajar y entrar fue
todo uno. T. estaba consciente; sin gafas, pero consciente. Salió a nuestro
encuentro un jovenzuelo, a penas nos sacaba cuatro o cinco años. «Por aquí,
muchachos» Le seguimos T. a la camilla y yo al rebufo. «A ver que tenemos aquí»
Le quitó con cuidado el aparatoso vendaje y contemplamos el desaguisado. T. nos
miraba a la espera del veredicto. «Vaya, esto…» «¿Qué… qué?» «¿Tiene arreglo?»
A T. se le empezaron a saltar las lágrimas. «Tío, tranqui, todo tiene arreglo»
Ni en cien vidas me creía mis palabras. Era como si la M-30 hubiese partido
Madrid en dos y Toledo hubiese reclamado la capitalidad. El equipo de cirugía
debía estar en ese momento preparándose en otra habitación. «Bien, no os
preocupéis. Tiene arreglo. Pero voy a necesitar un poco de ayuda» «Desde luego»
dije satisfecho. Empezó poco a poco a reunir toda la logística necesaria para
emprender la restauración. T. estaba mudo, pero sereno. No lo veía, pero se lo
imaginaba. Podía verse nítidamente el blancor de la zona ósea asomar por la
perilla. Todo estaba preparado; la aguja, el hilo, el material de desinfección,
cuando el cirujano jefe se me quedo mirando. «Bien, cuando yo meta la aguja tu
tendrás que tirar de ella y volver a dármela. Tira bien, pero no mucho, la
tensión justa. Necesito valerme de la otra mano para recolocar el mecano» Por
sus palabras estaba claro, yo era el equipo de cirugía. T. estaba ya más que
jodido. Tenía que poner toda la concentración de la que era capaz en la
operación. Era mi colega, a muerte. No iba a ser yo el culpable de dejarlo pajarito.
Si se quedaba tullido de la cara el peso caería sobre mí. No quería que mi
amigo acabase vendiendo lotería. Sentía lo que era la responsabilidad. Ni
tajada ni hostias. Esto era serio. Coño, que se me quedaba hecho un codo.
Tragué saliva y le di mi bendición. Procedimos. No parecía tan difícil.
Estiraba hasta que notaba que la carne se cerraba y el hilo alcazaba cierta tensión.
Era como un puzzle para menores de cinco años. Pieza a pieza todo iba
cuadrando. Las lágrimas de T. cada vez aumentaban más de tamaño. Lo estábamos
haciendo a pelo, sin anestesia. El tío se estaba comportando como un hombre. Al
final dimos la última puntada. No había quedado mal. La hinchazón lo jodía
todo, el resultado real no podía verse hasta unos días más tarde. El retoque
final correría a cargo de otro. De momento teníamos que estar satisfechos, al
menos no iba a tener que comer con pajita. Le dimos las gracias al artista y
regresamos en ambulancia al campamento. T. seguía sin decir ni mu. Estaba
jodido. Era para reflexionar sobre el tema. En un plis había estado a punto de
espicharla, además de la humillación pública y del trauma de ser cosido en
carne viva. Yo no quería darle la brasa, suficiente tenía. Pero casi sin querer
nos miramos. Yo lo veía; a pesar de estar jodido, lo veía. Se estaba
despollando vivo por dentro. Dormimos en el coche. Era la única forma segura de
que no girase la cabeza a ninguno de los lados, sobre todo si no quería ver las
estrellas. Me tumbé en el asiento del copiloto a vigilar, por si acaso. T. me
habló bajo, casi susurrando. «Tío, me has cosido la cara» Pillé el trasfondo de
la frase. El show de Winter aún no había terminado. Aún podía escucharse a lo
lejos un blues melancólico restallando en el valle.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-39436588558567721572013-04-10T10:03:00.002-07:002013-04-10T10:10:05.277-07:00Miedo y Asco en Las Vegas; Hunter S. Thompson<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-_JMkDl0opCU/UWWbM1tYIXI/AAAAAAAAADk/uJwMtjUa9jg/s1600/Benicio-Miedo-y-asco-en-Las-Vegas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="178" src="http://1.bp.blogspot.com/-_JMkDl0opCU/UWWbM1tYIXI/AAAAAAAAADk/uJwMtjUa9jg/s400/Benicio-Miedo-y-asco-en-Las-Vegas.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<i><Los de la revista deportiva me
habían dado también trescientos dólares en metálico, la casi
totalidad de los cuales estaba ya gastada en drogas extremadamente
peligrosas. El maletero del coche parecía un laboratorio móvil de
la sección de narcóticos de la policía. Teníamos dos bolsas de
hierba, setenta y cinco pastillas de mescalina, cinco hojas de ácido
de gran potencia, un salero medio lleno de cocaína, y toda una
galaxia de pastillas multicolores para subir, para bajar, para
chillar, para reír... y, además, un cuarto de tequila, un cuarto de
ron, una caja de cervezas, una pinta de éter puro y dos docenas de
amyls...></i></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Con este arsenal cargado en el maletero
de un Chevrolet descapotable al que llaman cariñosamente el Gran
Tiburon Rojo, Hunter S. Thompson y su abogado samoano se dirigen
atravesando el desierto de Nevada hacia la ciudad del juego. Una
llamada desde Nueva York de la revista para la que Thompson trabaja
supondrá la prueba irrefutable de la existencia del “Sueño
Americano”. Debido a ello y sin mayores explicaciones se armara,
aconsejado por su abogado, de todo tipo de drogas estimulantes y
alucinógenas, considerando imprescindible el alquiler del mencionado
Chevrolet y un magnetófono para poner rumbo a Las Vegas.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
El evento a cubrir será la mítica
carrera Mint 400, de la que tendremos pocas noticias durante el
relato, pues el estado paranoide en el que se embarcarán por efectos
del eter, la mescalina o el LSD les hará tomar derroteros muy
alejados del objetivo principal del viaje. A partir de aquí
cualquier explicación sobra, el descojone está asegurado... si bien
para tener mejor visualización de las escenas que vamos a ir
descubriendo convendría echar una ojeada a la fantástica película
de Terry Gilliam magistralmente interpretada por Johnny Depp y
Benicio Del Toro, que para nada desmerece la narración del
periodista Gonzo. Así se calificará a sí mismo H. S. Thompson,
célebre columnista de la revista Rolling Stones, donde el sujeto
periodístico formará parte activa de la acción del reportaje.
</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Sería díficil catalogar los
acontecimientos de pura ficción o de relato autobiográfico. Y está
bien que así sea. De alguna manera es así como nos hacen ver las
drogas el mundo bajo sus efectos. Entre la ficción y la realidad o
haciendo de la realidad una maravillosa ficción que en su exceso
desemboca en un maravilloso infierno.</div>
<div style="margin-bottom: 0cm;">
Una cosa es segura, Hunter no
decepciona. El siguiente encargó será para cubrir la convención de
Fiscales de Distrito en su tercera asamblea nacional sobre narcóticos
y drogas peligrosas; y si piensan que Thompson y su abogado samoano
no van a tener los suficientes cojones de ir, es que aún no los
conocen...</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-53353455025191674242013-03-09T05:02:00.001-08:002013-03-09T05:02:19.654-08:00AMOUR. RESEÑA FICTICIA DE UNA PELÍCULA QUE DICEN QUE EXISTE<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-hOhP6yClHeg/UTsyzDzfiHI/AAAAAAAAADU/oGx89ya8atY/s1600/amour+amor+michael+haneke+poster+cartel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/-hOhP6yClHeg/UTsyzDzfiHI/AAAAAAAAADU/oGx89ya8atY/s320/amour+amor+michael+haneke+poster+cartel.jpg" width="235" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b> </b>Esto tenía que ser
una crítica más o menos acertada sobre “Amor” del austriaco Michael Haneke (Palma
de Oro en Cannes, premio Cesar y Globo de Oro entre otros reconocimientos). Se
estrenó en España a mediados de Enero de 2013, y puedo decir que aún hoy, en la
era de las tecnologías, no he sido capaz de visionarla. Ni tirando de las redes
de piratería clandestinas, ni cruzando la frontera en busca de vendedores de
DVD´s ambulantes marroquíes, ni sobornando al director de los multicines de
Ceuta, ni seduciendo a una paloma mensajera, ni haciéndome pasar por hombre de
la linterna en los cines de Algeciras, ni haciendo pesca submarina con tanga, ni
escribiéndole a puño a la madre del mismísimo Haneke para que me envíe una copia
del original en austro-húngaro… Nada…Ni por los santísimos huevos de Girolamo
Savonarola. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me
ha sido imposible. He leído algunos titulares: «EL HANEKE MÁS TIERNO» «EL
AUSTRIACO NOS REGALA UN DARDO DIRECTO AL CORAZÓN» «UNA VERDADERA HISTORIA DE
AMOR LEJOS DE LA TÍPICA RELACIÓN CHICO-CHICA HOLLIWOODIENSE» y así un sinfín de
elogios a cual más embriagador…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Parece
que alguien está interesado en que el largometraje no llegue a demasiado
público; como si el Club Bilderberg se hubiese reunido en Marina D´or con el
único fin de darme por culo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
He
optado, a falta de otros medios, por improvisar y echar la imaginación al
vuelo. Si es Haneke, la música tiene que brillar por su ausencia el 90% del
metraje, y siempre en momentos puntuales, dentro de la realidad discurrente, y
no como apoyo sinfónico a escenas de alta intensidad moqueante. Si es Haneke,
su cámara tiene que estar siempre en el sitio y en el momento adecuados,
cortando la respiración, cargando el ambiente con la angustia suficiente,
siempre en equilibrio y sin caer en el drama por que sí, dejando que el hecho
cotidiano y suprarreal que está representando se encargue por sí solo de
sobrecogernos. Si es Haneke, tiene que estar en el reparto, como no, Isabelle
Huppert. Si es él, el guión tiene que ser minimalista, sin florituras, incluso,
en ocasiones, irritante por su nunca desatada tensión. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Si se atiende
a los elogios, como unánimemente comenta la crítica, tiene que ser la mejor
película del año, por encima (y esto lo digo con toda la seguridad que da el
haber visto Munich 2 de Ben Affleck) de la oscarizada Argo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Para el que ha
visionado la filmografía de Haneke desde sus primeras obras, como El Séptimo
Continente, Benny´s Video, pasando por Código Desconocido o Caché, sabe de sobra
que al sentarse ante la pantalla (cosa que desconozco pues es más probable que
se estrene una película de Haneke en el Congo Belga que aquí) no va
precisamente a entretenerse. Va, en todo caso, a retorcerse. El seso y las
entrañas. Sabe que Michael va directo a pegarte una patada en todo el cerebro.
En el hígado, incluso. En las bolas, si hace falta, para ponerte las neuronas a
funcionar. Nada más lejos de su intención el darte una pildorita para que
duermas plácidamente o abraces a tu pareja con los ojos en carne viva. Haneke
quiere a sus espectadores atentos; y quiere a sus espectadores, los respeta,
les habla como a adultos, como a seres capaces de razonar, sentir, y volver a
razonar. Si es Haneke, si es de él este film que sabe Dios cuando puñetas voy a
tener la suerte de ver, seguro que es cine. Y del de verdad.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-57070061821124329932013-03-04T07:11:00.000-08:002013-03-04T07:11:22.336-08:004ºB<br />
El castigo consistía en pasar la mañana en el aula de los tontos. Yo formaba parte del A, mientras que a los tontos les correspondía el B. Cuando recibí la noticia no cabía en mí de miedo. No sabía lo que me esperaba. Había oído cosas horribles de aquellos niños del B. Por supuesto jamás me acercaba, nos acercábamos a ellos en el recreo. Eran salvajes, podías verlo en sus ojos. Se decía que el más listo de aquel lugar era el que conseguía sacar un 5. Aquello era demencial, nadie podía ser tan tonto como para no aprobar. Era impensable, en el A, sacar un 3 o un 4. Y, ni que decir tiene, un 0. Pero allí todo era posible. Su idiotez era lo que les hacía sumamente peligrosos. Tragué saliva y fui allí solo, soledad que formaba parte del castigo, bajando los escalones que llevaban hasta aquel lugar.<br />
La profesora se llamaba Dora. La señorita Dorita para los niños. Era la cuñada de mi profesora, Mª Angeles; señora recta, disciplinada y severa. No dejaba pasar por alto una falta. La mía fue la de no llevar aquel día los deberes de matemáticas. Odiaba las matemáticas. Cuando me preguntó, esa fue mi respuesta. Respuesta que merecía la bajada a los infiernos. Dorita me presentó ante el resto de la clase. «Este es Rubén, es del A, ha venido a pasar la mañana con nosotros. Portaros bien con él, es un niño muy listo, aprueba todo con dieces, a ver si aprendéis de él» La señorita Dorita debía tener alrededor de 60 años, pero ella parecía no enterarse. Era cierto, no se enteraba de nada, parecía nadar en un perpetuo limbo. Esto pude verlo más tarde con mis propios ojos. Busqué un lugar donde poder sentarme. Tuve que cruzar toda la clase ante la mirada escrutadora de todos aquellos salvajes que parecían querer arrancarme los ojos. Encontré sitio al fondo. Una niña me habló. «¿Por qué estás aquí? Tú eres listo, ¿no?» Levanté los hombros en señal de duda y abrí mi libreta. No pasó un segundo cuando Dorita se giro colocándose de cara a la pizarra y empezaron a lloverle bolas de papel, tizas, gomas de borrar como granizos. Para mi sorpresa, en ningún momento se giró a llamar la atención a sus agresores. Pude ver incluso como un compás le rozaba una oreja peligrosamente estampándose contra la pizarra. No me lo podía creer, aquello era de locos. Notaba en el ambiente algo que desconocía. Tiempo después supe que se trataba de algo parecido a la libertad. En el A siempre reinaba el silencio, el no estar correctamente sentado en el pupitre podía traer represalias, equivocarse en un cálculo mientras se corregía un ejercicio conlleva una humillación pública, gritar, estornudar, rascarse el culo era algo que estaba totalmente prohibido. Las niñas eran bonitas y los muchachos listos. En el B las chicas eran horrendas, pero muy divertidas. Los chicos parecían desnutridos y desquiciados, pero ingeniosos e inquietos. Una de las chicas, de las más feas, que estaba sentada junto a mi, me dio una bola de papel. «Vamos empollón, atrévete.» Cogí la bola entre mis manos y me quedé mirando la cabezota llena de calvas de la señorita Dorita. «¡Vamos!» decían, «si no se entera de nada.» Me armé de valor y con todas mis fuerzas la lancé a su cuerpo. Todos al unísono lanzaron un grito. Se alegraban de que yo, un bicho raro, no fuese tan diferente a ellos. Ya sí, arranqué una hoja de mi libreta y me serví de mi propia munición. Hice una enorme bola que los dejó a todos sorprendidos. Casi podía verse en su caras el miedo; aquello eran palabras mayores, un proyectil que podía hacer bastante daño. Aunque lo intenté, fallé el lanzamiento. Todos se partieron de risa aliviados por que no acertara. Daba igual que Dorita nos mirase directamente, ella vivía en otro mundo. Tal vez fuese consciente de que no podía hacer nada por remediarlo. El caso es que al cabo de los años habían logrado acabar con ella. Un chico le gritaba apenas a un metro de distancia: «Zorra. Dorita, cacho puta.» Una chica desde el fondo de la clase la increpaba: «Guarra» acompañando su alocución con salpicaduras de saliva que salían despedidas de su boca. «Chalada, loca de los huevos.» Aquello era un auténtico zoológico de animales salvajes. Toda aquella violencia iba acompañada de grandes carcajadas; el absurdo, la locura de aquella profesora, hacía que todo fuera cómico. No me podía creer que mi clase se considerará mejor que esta. Éramos una panda de capullos, de niños de mamá que aún se hacían caca en los calzoncillos. Los nenes olíamos a colonia e íbamos peinados perfectamente con la raya a un lado. Mis nuevos amigos olían mal, parecía que habían dormido la noche anterior en la calle. Eran todo energía. Un grupo con un objetivo común, unido, que solo buscaba el ingreso en el frenopático de aquella pobre anciana. Todos querían hablar conmigo aquella mañana, se mostraban amigables, sinceros, abiertos, con muchas ganas de reír constantemente, de mostrar su alegría. Hubo algo que les hizo confiar en mí. Quizás se diesen cuenta de que yo era uno de ellos. Así, al menos, me sentía yo.<br />
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-17316237689593140202013-02-18T11:03:00.000-08:002013-02-18T11:03:06.324-08:00Recursos Marcianos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-lnQpb1tgQec/USJ6vILPanI/AAAAAAAAADE/SfUW6XE-4xs/s1600/Marcianos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-lnQpb1tgQec/USJ6vILPanI/AAAAAAAAADE/SfUW6XE-4xs/s320/Marcianos.jpg" width="260" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Hágame el favor de hacerle pasar-.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Buenas, póngase cómodo. ¿Le informaron a usted del puesto al que
aspira?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
-Si, tengo algunas referencias.
Es lo que me animó a venir hasta aquí.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- <i>Mocosverdes International</i> tiene un volumen de negocio bastante
amplio. Operamos, además del nuestro, en varios países del este y en el África
occidental, ya sabe, Senegal, Cabo Verde, las dos Guineas… Queremos extender
nuestro mercado hacia otros territorios, países emergentes como el Brasil, la China
y por supuesto, introducir nuestras novedades en el cine del gigante Indú. De
sobra es conocido en qué estamos especializados, lo nuestro, señor mío, es el Espacio.
Mi pregunta es la siguiente: ¿qué nos
puede ofrecer? En fin, me interesa, es curioso lo que dice su currículum, según
he entendido… viene de otro planeta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Si, es correcto. No se equivoca
usted. Si bien, he creído conveniente no señalarlo puesto que, según me han
hecho saber, mi planeta no viene registrado en sus guías de viaje. Hubiese sido
por mi parte una incorrección haber rellenado dicha casilla sin una explicación
objetiva.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- De acuerdo, su lugar de
nacimiento en estos casos no suele ser relevante. Lo que a mí me interesa es,
dígamelo con total sinceridad, qué puede aportar a nuestra empresa. Su currículum,
en este sentido, no esclarece del todo su experiencia. Dice que sus visitas a
la Tierra comprende el período que va del año 48 al 62. En base a esto, qué
tiene que decir.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Bueno, mi experiencia en el
mundo del cine se reduce al visionado de varias películas de la época.
Mencionar, por destacar algunas, Destination Moon, Conquest of Space, The Angry
Red Planet, The terror From Beyong Space... Se las digo a usted en su idioma
original ya que estuve destinado allá, en los Estados Unidos. Quiero decir, lo
que puedo aportar es mucho. Advertí que ustedes, los <i>sin pelo</i> -perdón, es así como se les conoce en toda la Galaxia-, decía que advertí que no estaban del todo acertados a la hora de representar la
sociedad universal de la época. Yo, humilde admirador de aquel cine y en especial del género que nos ocupa, ya entonces tuve la tentación de, algún día,
aportar mis conocimientos para corregir tanto error, y fomentar así la
producción de films de corte realista, con carácter social, sobre el Espacio.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- ¿Y qué le ha hecho esperar
sesenta años para decidirse a tal empresa? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Señor, le explico. Después de ochenta años dedicados
al estudio de campo del Cosmos, mi
empresa ha decidido prescindir de mis servicios, alegando que se veían
obligados a reducir la plantilla debido a previsiones futuras de pérdidas en
todas sus sucursales. ¡Futuras pérdidas! Tiene gracia, ¿verdad? Desde que
inventaron la dichosa máquina del tiempo no cejan de despedir a honrados trabajadores
como yo, con más de ochenta años de experiencia, en base a que han visto que el
futuro está muy negro.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
- Me conmueve su historia, señor.
Si bien tengo que darle malas noticias. Aquí, en nuestra compañía, nos
dedicamos íntegramente al cine “Fantástico”, y subrayo esto último, <u>Fantástico</u>.
La gente, y usted estará enterado de la situación, no está para cine realista
interestelar. Vuelve lo clásico, ya sabe, bichos verdes, platillos volantes, el
rayo láser… En definitiva, cine de evasión. Lo siento, tengo en consideración
sus buenas intenciones. Lo emplazo a que vuelva dentro de unos años con su currículum
actualizado, por si la situación es propensa a sus innovaciones. Es una pena,
pero me temo que aún no estamos preparados.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-73632741022821405252013-02-04T07:28:00.001-08:002013-02-04T07:28:46.366-08:00Sicario<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Así! Con
cuidado. Pasadlo adentro. ¡Vamos!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Acá…cuidado
con la silla. ¡Ven aquí, mamón! Entra… ¡ahí! Siéntate.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
El hombre
encapuchado permanecía sentado sobre la taza del váter a la espera de que
alguien dijese algo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Y bien? ¿No
vas a decir nada? Eso está muy bien… ahora escúchame atentamente. No queremos
que nadie salga dañado, solo queremos que colabores y sigas todos los pasos que
te vamos marcando… ¿me oíste? La cosa puede ser muy sencilla o muy complicada,
eso va a depender mucho de ti y de tu predisposición a la hora de colaborar—El
reo asentía a cada palabra—vas a llamar a tus familiares y les vas a comunicar
que realicen un pago a un número de cuenta que yo te voy a ir dictando. Si todo
sale bien, en menos de dos horas estarás con tus seres queridos… ¿Estamos de
acuerdo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—El hijo puta
se ríe…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Le llovió un
ristra de puñetazos en la nuca.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Está bien,
está bien chicos. Solo está nervioso. Esto va muy en serio, Enrique. No es
motivo de burla. El Patrón está muy enojado y tú lo sabes. No has realizado los
pagos a tiempo y cuando esto ocurre se sufren consecuencias. Coge el teléfono y
haz lo que te digo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En menos de un
minuto había dado la orden de pago y el número de cuenta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Muy bien,
Enrique. De esto es de lo que estaba hablando. Plena cooperación y confianza
mutua. Ahora vamos a acompañarte hasta la cama para que duermas un poco y te
recuperes de las magulladuras. Nosotros permaneceremos a la esperar de la
confirmación del pago para posteriormente proceder a tu plena liberación.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Lucas y uno de
los soldados lo agarraron por los sobacos y lo acercaron hasta el borde la
cama. Allí lo sentaron, le levantaron las piernas y lo acostaron. Salieron de
la habitación y fueron directos al salón. Allí empezaron a abrirse latas de
cerveza y a extenderse rayas de coca sobre la mesita situada frente al
televisor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dos
horas más tarde, Enrique se despertó. Escuchó una respiración que palpitaba en
el lado izquierdo de la cama y se giró. Lucas permanecía sentado junto a él,
con la silla girada, mirándolo atentamente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
—Parece ser
que el pago, efectivamente, se ha realizado. Solo que no se ha producido íntegramente.
¡Nos has cagado, huevón! Te has reído del patrón y eso conlleva una respuesta
contundente. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
Un puñetazo
voló por la estancia y se estampo a la altura del pañuelo que le tapaba los
ojos. Enrique pegó un alarido de dolor y volvió a tumbarse. Lucas lo agarró por
la camisa a la altura del pecho y lo levantó. Alguien le lanzó una patada en el
costillar y otro le pisó los dedos. Lucas se acercó. Ya en cuclillas, volvió a
dirigirse a él. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.25pt; text-align: justify;">
—Las órdenes
eran claras, quiero concederte el derecho a que te expliques. ¿Y bien?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.25pt;">
—¡No lo sé…no
sé que ocurre… dije que lo ingresaran todo…no lo entiendo…!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El
teléfono comenzó a sonar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Esperad…!
Esperad. Sí mi patrón… Sí…estamos hablando con él, Patrón… Aaah, no me diga Patrón…
entonces todo arreglado… De acuerdo mi Patrón… claro… eso está hecho…
Enhorabuena, Enrriquito. La deuda se ejecutó correctamente. Se hizo un pago
fraccionado desde dos cuentas simultáneas, de ahí la tardanza de la
confirmación. Parece que todo al final
ha salido bien.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Enrique
esbozo una sonrisa. Comenzó a recuperar el ánimo. Incluso alguien le ofreció un
cigarrillo. Los muchachos abrieron de nuevo algunas cervezas y Lucas se acercó
a la mesilla para aspirar un clencha de doble embergadura. Era un profesional,
hacía su trabajo. Le gustaba que todo saliese rodado. Solo quería acabar pronto
y regresar a casa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Está
bien, Enrique. Ahora vas a volver a la cama y a seguir descansando hasta nueva
orden. Tenemos que organizar tu entrega.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Colocaron
a Enrique en la cama, sobre el costado opuesto en el que había estado
descansando momentos antes. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El
teléfono comenzó a sonar. Enrique se desveló.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Buenas, ¿¡Patrón!?
Sí mi Patrón… Está muy bien, no ha comido aún. Un poco magullado, no más. Sí mi
Patrón…está muy animado. ¿De verás, Patrón? Está bien… lo que mande. </div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 35.4pt; text-align: justify;">
—¿Qué ocurre?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Cambio de
planes, compadre.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Pero se hizo
el pago…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Se hizo el
pago… efectivamente. Pero el Patrón quiere mandar un mensaje… ya sabes tú en
estos casos. Un castigo ejemplar. Así que date la vuelta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡No… no, por
favor!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Tranquilo
amigo, es mero trámite.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡¡¡Por
favor!!!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Haced callar
a este hijo puta…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un
vaso de cristal fue a estrellarse contra su mandíbula. Comenzó a sangrar
abundantemente por el labio, con pequeños fragmentos de vidrio incrustados
entre los dientes.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Enrique, todo esto exige
colaboración. Si no hay colaboración el proceso se alarga. Estate quietecito y
aprieta bien fuerte el pañuelo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le
rociaron con alcohol la espalda sobre la camisa y le prendieron fuego. Tres
capas de piel saltaron por los aires mientras la cara de Enrique se volvía
azul. Cuando quitaron los restos de tejido que aún permanecían adheridos a la
carne, empezaron a rociar de nuevo el alcohol sobre la carne desnuda. Los ojos
de Enrique se revolvieron en sus cuencas. Dos de los muchachos lo agarraban de
los brazos, mientras Lucas trazaba líneas sobre su espalda sin ninguna emoción.
Cuando terminó cerró el bote, fue al baño, se lavó las manos y regresó.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Y bien? Todo
acabó ¿Viste? Justo como te dije. Paso a paso, máxima colaboración y la vida
continúa. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Enrique,
semi-inconsciente, escuchaba jirones de sonidos que a duras penas comprendía.
Volvió a sonar el teléfono.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Sí? Sí, mi patrón. Seguimos sus
órdenes, Patrón. Está bien, está despierto. De acuerdo…Sí… de a… ¡Ok! mi Patrón…
como usted mande…chao... chao. Chsss… En una hora, ¿estamos?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Algo más de
una hora después llamaron a la puerta. Uno de los soldados se acerco, miró a
través del visillo y la abrió. Dos hombres altos y corpulentos si dirigieron
sin mediar palabra al lugar donde yacía Enrique. Extendieron una manta a lo
largo de su cuerpo, lo enrollaron y lo cargaron sobre sus hombros. La puerta se
cerró.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Bien chicos,
dejad esto en orden y marchaos a casa. Buen trabajo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lucas
salió de la habitación del Motel. Metió la llave en la cerradura y entró en el
coche. Colocó el retrovisor, se remangó la camisa y miró su reloj. Soltó un
largo suspiro mientras le daba a la llave de contacto. Estaba satisfecho. Iba a
poder regresar pronto para cenar con sus hijos.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-614385100150293132013-02-02T04:49:00.001-08:002013-02-02T04:54:33.641-08:00Las Mandarinas<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-NJdofrRHcSs/UQ0MOsgNkHI/AAAAAAAAACc/jG_I23eV6pU/s1600/mandarina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-NJdofrRHcSs/UQ0MOsgNkHI/AAAAAAAAACc/jG_I23eV6pU/s320/mandarina.jpg" width="320" /></a></div>
El vuelo era a las nueve del día
siguiente, rumbo a Londres. Tenía tiempo de sobra para hacer una visita. Llamó
a Luc esa misma tarde, de camino a Sevilla. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Voy de camino a Sevilla, ¿te
apetece?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tengo una reunión, saldré algo
tarde. ¿A que hora llegas?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—A las once.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Perfecto, me da tiempo a llegar
a la estación. Espérame en la parada.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Siempre
era así de fácil. Habían echado mil polvos desde aquella vez, cuando se
conocieron. Nico era portavoz de las juventudes y él, Luc, número dos del partido.
Tenía pareja, pero ya se sabe. Al Luc le gustaba una polla más que a un tonto
un lápiz. Le daba igual si eran verdes, negras o malvas. Le gustaba con venas,
«como un árbol genealógico» solía decir.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Luc
le sacaba veinte años a Nico. Disfrutaba de una larga carrera en el ámbito
local. No aspiraba a ascender a nivel autonómico o al nacional, lo suyo era el
municipio. Lo tenía claro «a mayor altura, mayores problemas» No estaba
dispuesto a caer, al menos no a pegar una hostia de las de órdago. Luc tenía
una buena cabeza. Era licenciado en Medicina, pero nunca ejerció; de siempre lo
suyo, lo que mejor se le había dado, era lo de lamer culos. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
A su favor
había que decir que tenía cierta clase; iba a Madrid todos los meses
exclusivamente a comprarse ropa en la calle Serrano. No podía con la vulgaridad,
en términos materialistas. Él decía que de todo lo mejor. El mejor coche, la
mejor casa, los mejores vinos… Y claro, como buen dandy, no se conformaba con
cualquier cosa. Le gustaba jovencitos. Universitarios, más bien. Por eso Nico
era siempre bienvenido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Pero
de dónde vienes, boquita de piñón? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—De una
reunión del partido, estamos buscando apoyos del grupo mixto para los
presupuestos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Uyy, mixto!
Como tú, cacho perro… que yo sé que también te van los molletes…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Deja de
plumear, pareces una folclórica —A Luc no le gustaba los amaneramientos—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Escucha al
pijo… ¿se te ha atravesado un pelo de coño…?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Montaron en el
BMW de Luc y pusieron rumbo al dúplex que tenía en la playa. Era su segunda
residencia, el picadero, fuera de la vista del ciudadano de a pie. A Luc le gustaba
tener todo bajo control; sus vicios y sus excesos no los iba pregonando por
ahí, a lo loco. Incluso cuando pedía una botella de champagne de seiscientos
euros se cuidaba de que el resto de acompañantes del reservado lo ignorasen. Lo
del coche tenía un pase. Tenía otro de alta gama guardado en el garaje, para
pavonearse por localidades cercanas. No era excesivo pasearse con un BMW, la
gente lo aceptaba, era normal… un hombre de política, no era para menos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿¡Te quieres
esperar!? Estate quieto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Oinch… qué soso
eres… ¿es que tienes miedo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Es que ahora
eres La Tacones? ¿Qué coño te pasa? ¿Vienes de una rave de Chueca?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Es para
joderte, ya sabes que no soporto a esas carnavaleras… </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—He comprado
vino de camino a la estación. No quedaba en casa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿…pero esto
qué cojones es? ¿¡Me quieres envenenar!? ¡Vino de cartón! ¡Embotellado!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—He parado en
una tienda de comestibles… ¿qué quieres?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—…comerte el
pollón, Clinton mío.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Dejaron el
coche en el garaje y subieron por la escalera que daba directamente a la casa. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Y el picha
floja de tu novio?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Está en casa
de sus padres, en el pueblo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Qué puta
eres! Y con jovencitos. ¿No te da vergüenza?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Puedo hacer
lo que me de la gana. Hasta cortarte la cabeza con esa katana… nadie lo sabría.
Tengo formas de hacer desaparecer las cosas de la faz de la tierra.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Qué eres
ahora, el jodido Al Capone? A ti se te está subiendo la política a la cabeza.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Tengo amigos
en Madrid… estas cosas se hacen con un par de llamadas. ¡Ah! ¿Te acuerdas
cuando estuvimos en ARCO el año pasado?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Claro…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿El ciempiés
gigante que andaba con cien pollas?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡NOO!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Mira por la
ventana.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡No me lo
puedo creer! Y ahí lo tienes… en el jardín. Te ha debido costar una pasta.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—No sabes tu
bien… es de un artista del que se habla mucho últimamente. Empezó haciendo <i>graffitis</i> en las calles de Baltimore.
Está muy cotizado…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Vamos a
follar…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Empezaron
haciéndolo en el salón. Luc parecía estar incómodo. Le hizo ver que no podían
hacerlo en el sofá; era de piel, no quería mancharlo. Se echaron al suelo,
sobre una amplia alfombra que cubría toda la habitación. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Escúpeme en
el culo, gilipollas!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Desde cuándo
no lo haces?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—No te
emociones… han habido otros antes que tú.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Y qué pasa,
¿se han dejado la polla dentro?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Imbécil!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Cállate y
agárrate los huevos… los tienes muy gordos…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Me voy a ir!
¡Me voy a ir!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Eres una niña
idiota, te voy a hacer callar.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Luc agarró la
funda de la katana y empezó a azotarlo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Pero qué
haces, retrasado?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Que te
calles!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Sí… me gusta!
¡Qué buenas ideas tienes, Luc!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Pero qué te
pasa? ¿Te has tragado un reparto de Almodóvar?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Me voy a ir,
Luc…! ¡Cómo me zumbas en las próstata!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Luc dejó la
funda de la katana apoyada sobre una silla y se dirigió al baño. Se miró al
espejo y sacudió la cabeza, «¿qué estoy haciendo con este gilipollas?» se dijo,
desencantado. A Nico le había entrado hambre. Se puso los calzoncillos y se fue
a la cocina, directo a la nevera.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Wooo! ¿Pero
esto qué es lo que es, María Martillo?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿El qué?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Tío, tienes
la nevera llena de mandarinas. ¡Solo mandarinas! ¿Qué haces con esto?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Es un regalo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Un regalo de
quién? ¿De Don Simón?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Cerré un
negocio, ya sabes. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Qué sé?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Hay cosas que
es mejor no pagar con dinero. Y se paga así, en especie.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Debió ser
algo muy gordo… por esto te pueden meter en la cárcel, lo sabes ¿no? JAJAJA</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿De qué te
ríes? No tienes ni idea. Fui parte importante en una negociación.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Convenciste
a un gato para que bajase de un árbol? ¡Ay! ¡Es que me meo!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
A Luc empezó a
subírsele los colores a la cara. Apretó los puños y clavó la mirada en Nico. A
él las bromas gilipollas no le gustaban, se tenía en alta estima, no permitía
que se burlasen de él.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Te la estás
jugando.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Vas a meter
una cabeza de caballo en mi cama?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Tienes
envidia, niñato. Tú te has comido una mierda en el partido. Te echaron por no
saber sujetarte esa mano fláccida de vieja putona. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—No sé como no
te han largado ya, todo el mundo sabe que eres gay. Es paradójico, ¿verdad?
¿Por qué somos de este partido? Somos conservadores, ¿no? Nuestros compañeros,
muchos de ellos, siguen pensando que lo nuestro es una enfermedad. Y encima no
quieren que nos casemos. Pero no sé… es que es raro que nos casemos ¿no? Y encima
creemos en Dios, cuando al Vaticano le gustaría vernos colgados de los huevos.
No sé, ¿tú qué crees? ¿Por qué eres del partido?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Por las
ideas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Y una leche!
¿Te crees que follo contigo porque eres guapo? ¿Pero tú te has visto, corazón? A
mi me gusta tu coche, tu casa… tu cipote de oro. A mi me pone el poder. Que me
compren cosas, que me lleven de viaje… Me da igual que los nuestros digan que
nos estamos cargando la familia. ¿Quién quiere una familia? ¡Vamos! Dime, sé
sincero…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Es que hoy
no te vas a callar?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—… me gusta cuando
te pones agresivo. ¡Ven, acércate!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Empezaron de
nuevo, en el salón. Mientras Luc lo culeaba con todas sus fuerzas, no podía
evitar quitarle el ojo de encima a la katana. La miraba y miraba a Nico. «Sabe
Dios que si pudiese te metía un tajo en todo el cuello» pensó, mientras lo
castigaba con todas su fuerzas. Finalmente, lleno de rabia e impotencia, alargó
el brazo y se decidió por la funda. Nico se percató de sus movimientos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Pero…? ¿Qué
vas a hacer? ¡Oh sí! ¡Vamos, cariño! ¡Como tú sabes! ¡Hazlo fuerte! ¡Deja bien
claro quién manda aquí…!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-35131653716197287742013-02-02T04:47:00.002-08:002013-02-02T05:00:06.993-08:00Cabo Imbécil<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-IOvM-ibWqvU/UQ0NynmoZcI/AAAAAAAAAC0/KXxLBNBVuGU/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-IOvM-ibWqvU/UQ0NynmoZcI/AAAAAAAAAC0/KXxLBNBVuGU/s1600/images.jpg" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Yo no sé como me meto en estos
embolaos. No quería ir, pero me animaron: «Venga va, que nos lo vamos a pasar
teta. En casa de mi abuela… un chalecito adosado… con dos plantas… la playa a
tiro de piedra» Y allá fui, to tonto, a pasar el fin de semana.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me olía que todo no podía ir de
color de rosa. Cuando llegué me lo soltó, Lucien, mi amigo: «Ahh, y viene una
pareja, con su niña, amigos míos. Son muy enrollaos. Ya los verás» No sé donde
estaba lo <i>enrrollao</i> del asunto, pasar
un fin de semana con los Brady, pero bueno... Tenía que confiar en él, que
luego venían los reproches: «Coño, es que no te gusta nadie» «Ostias tío,
relaciónate» «¡Cago en la virgen! ¡Es que no todo el mundo va a ser como tú!»
Esta última era mi preferida, no sabía por qué todos pensaban que me gustaría
vivir en un mundo en el que la gente fuese igual que yo. Me conformaba con que
no existiese nadie en ese mundo. Sin duda, el mejor.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llegaron
tarde, casi de noche. Soltaron los bártulos y allí, en la cocina, comenzaron
las presentaciones. La niña era una monada, la madre parecía simpática… el
padre… había algo en su cara que no me terminaba de gustar. No tardó en
confirmar mis sospechas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno,
¿y tú a qué te dedicas, Afry?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Trabajo
en una oficina… y también estoy liado con oposiciones…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Oposiciones!
Muy bien… Yo estudié oposiciones… soy cabo, ¿sabes?... llevo en el ejercito
desde los dieciocho… Lo mío me ha costado… no fue fácil… pero me viene de
vocación… estoy esperando para embarcarme en la próxima misión… Afganistán… no
sé si lo habrás oído…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues
lo que te digo… ya va siendo hora… no todo va ser formar a novatillos… Créeme…
no me gusta ser severo… pero a veces es necesario… Que a mí nadie me toca los
huevos… ¡eh!... A mí no se me escapa ni una… Yo me saqué mis oposiciones con
mucho esfuerzo como para estar aguantando gilipolleces… Yo juré por la bandera
y por el Rey defender España… por eso quiero ir a Afganistán… necesito acción…
probarme en el terreno… para eso estamos preparados.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Desde
luego.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Para
eso estamos… Si tuviese que interponerme entre una bala y el Rey no me lo
pensaría dos veces… yo he jurado la bandera ¿sabes?... Es mi deber…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras
la larga perorata dio un largo trago a su birra. Soñé, como en algunas
películas de dibujitos, con una de esas imágines a modo de <i>flash</i> en la que un puño de boxeo con muelles sale disparado
penetrándole en todo el boquino. Lo visualicé en mi mente y sonreí. Me devolvió
la sonrisa mientras daba otro largo trago, brazo en jarra, a su sobada cerveza.
El tipo era definitivamente un gilipollas, de los de cuidao.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasamos,
al otro, un hermoso día en la playa. La pequeña y su mujer eran bellísimas
personas. No comprendía como aquel neanthertal podía tener mujer e hija. Quiero
decir… cualquier imbécil puede tener mujer e hija… lo extraño era que no lo
hubieran abandonado ya. Esto me tenía con la mosca detrás de la oreja. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Habíamos
proyectado hacer una barbacoa en el jardín del adosado, a media tarde, después
de la playa. La familia subió primero a hacer sus cosas de familia. Lucien y yo
nos quedamos un rato más viendo el atardecer.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lucien.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Qué?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ese
tío es gilipollas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No,
hombre… no es mala gente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y
de los de mucho cuidado. Te digo yo que he conocido a lerdos del culo como
este, no me fío.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es
un poco fantasma, pero luego es buen chaval.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Un
poco fantasma? Es el Coco en persona.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Recogimos los
bártulos y volvimos al nido.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Allí nos
encontramos con toda la familia recién duchada, oliendo a Nenuco. Los bajos del
coche de Lucien estaban jodidos; había que hacerles un arreglillo. Cabo Imbécil
se ofreció para ir preparando la barbacoa, mientras nosotros íbamos a jugar a los
mecánicos. Salimos al porche en busca del vehículo. Juro por Dios que no había
pasado ni un minuto cuando unos gritos, a lo lejos, captaron nuestra atención.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—…ucien!
…ucien!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Lucien?
¿Dicen Lucien?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Que va, será
una madre llamando a su hijo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Una leche. Lo
siguiente que oímos fue más inquietante. La mamá salía despavorida por la
puerta del adosado, gritando.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Llamad a los
bomberos! ¡A los bomberos!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Corrimos al
interior de la casa y la cruzamos como una exhalación hasta el patio trasero.
Lo que nos encontramos allí era para verlo. Era Cabo Imbécil, petrificado, sin
mover un pelo del culo, observando un espectáculo luminoso. Las llamas cubrían
el seto y se extendían cuatro metros por encima de nuestras cabezas. ¡Menuda
fogata! ¡La ostia! ¡La que había liado! ¡Si ya lo sabía yo! ¡Semejante tonto no
podía durar tanto sin cagarla! ¡Es que me dieron ganas de cogerlo y tortearlo! ¡Así…
con toda la mano abierta! ¡Había que ser pero que muy tonto! ¡La virgen, qué
gilipollas! Lucien ya es que ni se movía, del miedo. La urbanización entera iba
a quedarse hecha fosfatina… ¡Joder Joder Joder! ¡El barrio entero! ¡Iba a arder
hasta el cielo! ¡Y con muertos y todo! Ya nos veía en el trullo… nos iban a
hacer el culo Pepsi-Cola…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Pero animal!
¡Coge la manguera! —Le gritaba su mujer desde el balcón.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—A
los bomberos… ¡ostias! ¡Llamadlos!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Agua!
¡Coño! ¡Cubos! ¡Nos os quedéis parados….!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Corrí
al interior de la casa. Cogí el cubo de la fregona y empecé a llenarlo en el
fregadero. Aquello tardaba tela, los segundos goteaban del grifo como puñeteros.
No había tiempo que perder, la casa del al lado tenía un techado de madera que
ya estaba empezando a chamuscarse… Se iba a liar la de Dios… </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando
volví, aquello me sobrecogió. Las llamas habían duplicado su potencia y el seto
ardía ya tres cuartos. Cabo Imbécil, el imbécil, estaba subido al tejado
apuntando con la manguera casi sin potencia sobre las llamas. Se estaba
quemando… el pavanata.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Pero
bájate de ahí, que te vas a matar! —Gritaba su mujer, al borde del ataque de
ansiedad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿¡Pero
tu eres retrasado!?¡Me voy a cagar en toda tu fundación! ¿¡Pero tú lo estás
viendo!? </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es
gilipollas, Lucien… ¿te lo dije o no te lo dije?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Ha
sido de pronto…! ¡de pronto…! —se excusaba—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡De
pronto te voy a arrancar el corazón…! ¡Me voy a cagar ya hasta en tu madre…!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lucien
echaba espumarajos por la boca… es que veía la factura venir… si salíamos
vivos… claro. La cosa se nos estaba yendo de las manos… los cubos no apagaban
ni una cerilla… Si seguía así, aquel soplapollas iba a arder como una Falla…
Nos veía a todos ya carbonizados… la urbanización… la ciudad entera… y todo por
la acción de un solo hombre: Cabo Primero de Zapadores.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿…a
Afganistán vas a ir? ¿¡Es que eres un GIJOE!? ¡Hay que tener cojones para darte
a ti un arma! ¡Quien fue el retrasado que te aprobó las oposiciones! ¡Fantasma!...
¡No!... ¡No!... ¡Aquí!... ¡Mírame a los ojitos! ¡Sí!... ¡Fantasmón!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Yo
intentaba calmar a Lucien… No había manera… el trabajo era agotador… Solo
habían pasado siete minutos… ya habría tiempo de ponerle la cara como Cristo
manda.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando
ya lo creíamos todo perdido, de pronto, de no se sabe donde, empezó a llegar
gente de todos lados. Colaboración ciudadana, de la buena. Gentes con cubos…
mangueras que salían de las casas colindantes… de las calles adyacentes… de los
pueblos cercanos… Entraban por la primera planta… por el sótano… por el jardín…
nos tenían rodeados… Al final, en un minuto, lo que parecía iba a acabar en
catástrofe, quedó en un montón de ramas secas y humo espeso. Había que verlo,
al Cabo, al que iba a salvar al Rey. Sudaba la gota gorda. De pronto, sus aires
de Rambo se le habían ido. Era un conejito. No le salía ni la voz. Se ahogaba…
Lucien es que no lo quería ni ver… </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Pero
como has hecho… hijo de mi vida?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estaba
abanicando… y una chispa ha saltado al seto… y ya no sé…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Y
qué más?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—He
seguido abanicando… pensaba que así…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En
ese momento se presentó la policía. Procedieron a interrogarlo para redactar el
parte. Después de un rato conversando, aclarando las circunstancias de lo
ocurrido, parecían haber llegado a la misma conclusión: </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Tonto, a
secas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-38144339686565824422013-01-24T05:54:00.001-08:002013-01-24T05:54:08.175-08:00Recuerdos fugaces de mi breve paso por el 15M<br />
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Mis sospechas se habían hecho realidad. Alguien del pequeño grupo que estábamos allí dio la alerta: «NOS ESTÁN HACIENDO FOTOS» «Cago en mi vida», fue lo único que se me ocurrió decir, o pensar, no lo recuerdo. El que caso es que todos giramos nuestros revolucionarios cráneos hacia el norte y allí estaba, con su equipo de camuflaje al completo: Pantalones Coronel Tapioca a la altura de la rótula, camiseta “me voy a ir a andar por El Chorrillo” y teléfono móvil última generación. En una suerte de posturas y equilibrios bastante complicados, apuntaba la mira de la máquina hacia el grupo, al tiempo que aparentaba teclear un mensaje de texto imposible jugándose peligrosamente la crisma. «Hay que joderse», masculló alguien. «Yo me he dado cuenta, le he sonreído para no joderle la instantánea», dijo otro. Por si fuera poco<span id="more-41" style="background-color: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"></span>, a su vera, otro tipo con gafas de sol de pasta parecía debatirse en monólogo interior. Oteaba el horizonte con aire melancólico. Un paquete de Marlboro y una tarrina de helado era toda su logística. De cuando en cuando se intercambiaban confidencias, utilizando la técnica hollibudiense de enviar el mensaje en dirección opuesta a la de los ojos.</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La tarde no les estaba yendo nada bien. Les habían sorprendido y su desconcierto era evidente. El Agente 1 no sabía de que manera desencajar sus miembros para conseguir el ansiado daguerrotipo. Cada vez que nos tenía a tiro alguien lo sorprendía, otro hacía un comentario o reía mirando hacia sus dominios. Por mi parte y a mi pesar, el tema de conversación que estábamos teniendo pasó a un segundo plano. No podía dejar de tener la sensación pegajosa de sentirme observado, de estar siendo marcado como a una res, de ser objetivo de la bofia. Pensé en la CIA y en el KGB en plena Guerra Fría, en la GESTAPO y en el ISI Pakistaní. Pensé en el agente Marlowe de las historias del celebérrimo Raymond Chandler y en el agente de la Continental del bueno de Dashiel Hammett, aquellos dos padres de la auténtica novela policiaca inmersos en el ambiente opresivo de los <i style="background-color: transparent; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; border: 0px; font-size: 13px; line-height: 19px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">outlawyer</i> de la América de los años veinte. Me sentí especial. Realmente pensaba que esto solo pasaba en las películas, pero nada más lejos; teníamos a nuestro propio servicio de inteligencia siguiéndonos la pista. Podría, el día de mañana, fanfarronear como un progre de aquellos que dicen haber estado en París el mayo del 68. Tener el honor de haber sido perseguido por el <i style="background-color: transparent; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; border: 0px; font-size: 13px; line-height: 19px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">establishment</i>de mi época. Decirle a mis nietos, por ejemplo: «¡¡¡AAaayy!!! tú no sabes lo que es la libertad, en mis tiempos te hacían fotos con la BlackBerry a menos de cinco metros de distancia y a cara descubierta. No sabéis lo que tenéis»</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
La tarde iba cayendo y los dos agentes seguían en su puesto, estoicamente, a la caza del <i style="background-color: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Pullisher</i>. No sé si fue el artista sensible que llevo dentro, mis valores 15mayeros, el poso católico que aún flota en el pozo de mi conciencia o la paleta cromática que iba dibujando el cielo, pero empecé a compadecerme de ellos. Imaginé el día que anunciaron la rebaja del 5%, la escena en casa, con su mujer e hijos: «¡Dios mío, qué vamos a hacer! ¡¡La hipoteca!!» Lo veía abrazando a su mujer, besándola en la mejilla, asegurándole que no tenía nada que temer. Lo veía rumiar, sintiéndose un pringado durante aquel año que no pisó la calle, estudiando las oposiciones, lo duro que le había resultado, el titánico esfuerzo de sus padres manteniéndolo mientras lo alentaban confiando en sus capacidades. Podía, incluso, imaginar lo que en aquellos precisos momentos, nervioso por haber sido descubierto, estaba sintiendo; preocupado por no tener suficiente material para rellenar el informe, sus pocas ganas de estar allí, perdiendo el tiempo, viendo a un grupo de gente debatiendo sobre cosas que a él le importaban un bledo, la frustración de no formar parte de un caso importante, siguiendo los pasos de un gran narco o de un célebre político corrupto o desarticulando una red de prostitución infantil. Pero allí estaba, junto a su compañero, junto a aquel estúpido <i style="background-color: transparent; border: 0px; margin: 0px; outline: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">McFlurry, </i>incapaz de hacer en condiciones su trabajo. Y me di cuenta de que no éramos tan diferentes, que los dos estábamos donde no queríamos estar, que éste realmente no era nuestro trabajo (desde luego, el mío no) y que la impotencia nos estaba carcomiendo. En definitiva, que los dos estábamos jodidos.</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
Seguramente él no se sienta así o quizás no lo sepa. Pero, ya que se ha llevado un recuerdo mío en formato fotográfico, no podía yo por menos que obsequiarle igualmente de la única manera que sé:</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
¡Mire el pajarito!</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
</div>
<div style="background-color: #f9f9f9; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Droid Sans', 'Helvetica Neue', Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 12px; line-height: 18px; margin-bottom: 20px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
¡¡SONRÍA!!</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-69797386715182338122013-01-08T14:25:00.003-08:002013-01-08T14:25:46.829-08:00POR EL JAMON Y LAS MIASMAS<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-AnceYuDQOWw/UOycpoJmD5I/AAAAAAAAACM/yd-1VtO_FIU/s1600/jam%C3%B3n.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-AnceYuDQOWw/UOycpoJmD5I/AAAAAAAAACM/yd-1VtO_FIU/s320/jam%C3%B3n.png" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Acabo de borrar su número. Hay
que tenerlos bien puesto… ¡qué tío! Yo es que no me acordaba, pero ya se sabe,
uno se pone nostálgico, extraña a ciertas personas por el simple hecho de haber
compartido con otros etapas más o menos felices de su vida. Vive con su padre
desde que terminó la carrera. No tiene trabajo. Tampoco lo busca. No se sabe
muy bien a qué se dedica. El caso es que el chico prometía, pero la vida
universitaria hizo estragos en él. Llegó con un expediente académico impoluto.
Tenía una larga melena y una cara muy agradable. Era siempre el centro de las
reuniones, siempre tenía una opinión… y cómo la defendía… le salían lapos de la
boca cuando cogía carrerilla… Daba igual si uno no estaba de acuerdo con sus
argumentos, había que quererlo. Estaba siempre dispuesto a todo, movilizaba a
toda la trupe, siempre con miles de planes. Estaba informado de todo; de los
enredos, de las últimas publicaciones editoriales, de todas las noticias…
Parecía estar en todos lados, su poder era omnipotente… las tías es que se lo
comían. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero
la droga se lo tragó. Empezó a fumar canutos como si no hubiese mañana en la
Tierra y comenzó a replegarse hacía los abismos. Los estudios saltaron por los
aires… hasta las mujeres se olvidaron de él. Estaba desconectado. La vida, en
pocas letras, a modo de eslogan, le había dado bien por el culo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El
caso es que no sé por qué, una llamada, y me invitó a pasar la Nochebuena. Llegué
a eso de las diez. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Clark.
—Yo le llamaba Clark—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Afry,
¿cómo estás? ¡Vamos! ¡Venga aquí un abrazo! —Era de lo más cariñoso—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Han
llegado tus hermanos?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Aquí
están! ¡Joder! Es que me revientan los mierdas estos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Cuando
se van?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hoy,
por Dios… por Dios que se van hoy.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Chicos…
¿cómo estáis?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Aquí,
aguantando al gilipollas este.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Os
vais hoy? ¿Por qué no os quedáis esta noche? ¿No es mejor que viajéis por la
mañana? —Clark empezó a hincarme el codo en el costillar con la boca doblada a
un lado, como un dibujo animado—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Cállateee!
¡Cállateee! —susurraba—¡Cállate, joder! ¡Déjalos… ¡déjalos que se vayan! Se lo
han comido todo… el jamón... hasta el hueso…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres
un pedazo de mierda… el jamón lo hemos traído nosotros.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Clark,
que más te da. El jamón es de ellos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El
año pasado igual… Se trajeron a sus mujeres y se lo comieron todo… ¡cojones! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Qué
le pasa a este?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Está
rebotado. Mi padre quiere repartir la herencia y le hemos dicho que se espere,
que no se va a morir aún.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿¡Pero
qué haces que no te la cierras!?... pero es que… la boquita—gesticulaba simulando
cerrarse la boca con una cremallera—¡Cógelooo y mú…!—Se mordía la lengua
mientras lo amenazaba— ¡Tu tienes trabajo, canalla… yo estoy en la cañería con
la momia esta! ¿¡No lo ves como atufa!?... —Señalaba al padre sentado en la
butaca, alelado— ¿¡Es que no te llega a los hocicos!? ¡Está todo el día ahí,
soltando miasmas! ¡Me tiene la puñetera casa embarrada con sus esputos! ¡Es que
no os calláis, coño! Y encima os habéis comido todo el jamón…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Estaba
claro, Clark estaba como un puto avión. Se había quedado pajarito, y yasta. Yo
no sabía donde me había metido. Sus hermanos lo tenían claro. Aún así,
pospusieron el viaje para el día siguiente. Durante la cena, ocurrió algo que me
enmierdó los calzoncillos de miedo. Ocurrió lo siguiente: Cortés, me levanté a
recoger la mesa. Llevé el mantel al jardín y allí lo sacudí para limpiar las
migajas. Clark me enfundó la mirada en la nuca.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿¡Pero
qué haces, Satanás!? —Me quedé helado—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Limpio
el mantel, ¿no lo ves?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Has
tirado el filtro?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Qué
filtro, Clark?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El
filtro para los cigarrillos, ¡por el amor de Dios!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Joder,
no.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Recuerdas
en qué dirección lo has sacudido?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Es
que no tienes más?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cientos.
Tengo para fumarme el jodido Amazonas. Compro cajas a quinientos, ¡JÁ! Pero esa
no es la cuestión. En qué dirección, ¡Vamos!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Allí,
al lado del seto.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Miento
si no estuvo cuarenta y cinco minutos de reloj, allí, en el jardín, buscándolo,
arañándose las rodillas en la oscuridad. Y con sus huevos, para mi sorpresa, lo
encontró. El tío es que se salía de la camisa de júbilo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡Que
me parta un rayo en toda la jeta! ¡Te lo dije! ¡Míralo! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Lo miré;
estaba comido de mierda, de salsa y tierra mojada. Los goterones de sudor le
caían por el rostro como a un cristo crucificado. Se sentó en el sofá, sacó su
material y fabricó un artefacto para tumbar a un rinoceronte. Aproveché para
retirarme.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Clark.
Buenas noches. —Y ahí se quedó, fumando, como quien oye llover—.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al
día siguiente me lo encontré con buen ánimo. Sus hermanos se marchaban. Con las
maletas ya en la puerta, se les ocurrió pedirle a Clark algo, claramente para
tocarle, con toda la mala leche, las pelotas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Clark,
¿por qué no nos cortas un poco de jamón para unos bocadillos? Para el viaje… ya
sabes. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Se le cambió
la cara. Estaba desquiciado. La vena de la frente es que se le iba a reventar.
Me agarró de un brazo y me llevó a un lado, en la otra habitación. Ahí,
explotó.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Que les
corte jamón! ¡Que les corte jamón! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—Clark, que
más te da, es para un puto bocadillo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡No es por el
bocadillo, es por la humillación! ¡LA HUMILLACIÓNNN! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¿Qué
humillación ni qué leches?</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
—¡Se lo
comieron todo el año pasado y este año otra vez! ¡Yo es que no aguanto más!
¡Van a acabar conmigo! ¡Cabrones de mierda! Y encima el dinero de papá, de la
cascarria esa que me está quitando la vida con sus miasmas! ¡Toda la puta casa
llena de miasmas! ¡Chernobil que es esto! ¡Voy a acabar enfermo de sífilis!
¡Maricones perdidos! </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Volví al salón
y hablé con sus hermanos. Por suerte tenían sitio para mí. Nos fuimos a las
9:45; sin bocadillos, claro.</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-10465603330352234962012-12-18T13:38:00.002-08:002012-12-18T13:39:49.867-08:00Catabúmm!!!<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-PYuREeQsL4Y/UNDiLT61fTI/AAAAAAAAAB8/3Uzsf3dCgbQ/s1600/5096639-explosion-nuclear.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-PYuREeQsL4Y/UNDiLT61fTI/AAAAAAAAAB8/3Uzsf3dCgbQ/s320/5096639-explosion-nuclear.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
Esto es para pegarse un tiro. No
doy abasto, joder. Me he tenido que
meter un Lexatín entre pecho y espalda para seguir funcionando. El mundo se
está poniendo de unas velocidades que no hay dios que le coja el ritmo. Hace un
par de semanas estuve en Madrid. Me dio por ir al Fnac de Callao, el antiguo
Galerias Preciados. Virgen. No había manera de esnifarse ni medio pollo de
aire, la gente se te metía hasta por el ojo estrábico del culo. Hordas de masa
encefálica subiendo y bajando escaleras mecánicas. Y para colmo, Ángel Llácer
presentaba un libro. Dios mío, qué cabeza. Podía montarse un Fnac de las mismas
dimensiones dentro de su cráneo. Me quedé unos minutos escuchando, por
curiosidad, qué tenía el pavo que decir. Se trataba de su biografía, creo. Un
centenar de curiosos se reunía allí, escuchando atentamente el discurso de
aquel experto en fabricar papilla ectoplasmática. Al finalizar, animó al
público ha realizar preguntas. Un batallón de luciérnagas arrasó la sala. Nadie
parecía tener dudas. Era una gilipollez; el acto, el libro, la hora: todos.
Esta anécdota sin ningún tipo de interés sirve como marco descriptivo de
cualquier tipo de espacio público en el que uno pueda encontrarse hoy día. Tres
factores: Gente, aglomeración, imbecilidad. Solo tuve tiempo para repasar un
par de estanterías de poesía y un par de stands de cómics. Tuve que largarme
echando humos, a la calle, a por aire. Salí con el corazón en la muí
hiperventilando, cacheándome los bolsillos, en busca de ese Lexatín; el último
que me endosé antes del de hoy. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<div style="text-align: left;">
Tengo que
decir que la gente no ha tenido la culpa. Ayer tuve cena de empresa. Así que se
entenderá: tajada como el mismísimo demonio. Se me tiene como a un bicho raro,
casi pisoteable. Mi timidez, mezclada con mi desgana matutina para hablar con
seres humanos, ha creado una imagen mía poco corporativa dentro de la empresa.
No tardé en hacer gentes. Hasta la jefa acabó descojonándose conmigo. Y al día
siguiente, claro, la vergüenza. Resaca, vergüenza y responsabilidades. Dita sea,
la jalandria. Tuve la mala idea de acostarme a las tres de la mañana; y claro,
tormenta. Me puse de papel hasta el hocico. Coño, que parecía que me habían
encargado organizar el Día D. Luego mi madre me ha llamado dándome la matraca;
que si no me ve el pelo, que si es que no tengo familia. Y al paso que voy la
voy a perder toda. Y no solo eso. Los amigos también se encargan de darme hasta
en el cielo de la boca. Pagar la casa, la luz, el agua, comprar reyes, ir al
peluquero, recoger la ropa que llevé a arreglar, cambiar de banco…
gilipolleces, sí, pero gilipolleces que te chupan la sangre del día. Ni un
minuto para recordar que uno es un ser humano. Hay días que no da tiempo ni
para mirar el cielo. Si te ha llovido encima o te ha caído un meteorito, es algo
de lo que no te cercioras hasta que ves tu cerebro colgándote de la oreja. Y
sin hijos, dios mediante. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
Planchar
camisas, limpiar el váter, consultar una página porno en Internet… son lujos a
los que uno no puede siquiera arriesgarse. Como te descuides te han puesto la
carta de despido debajo de la almohada. O la de defunción. Aquí al que se
relaja como poco se le aplica la Ley de Vagos y Maleantes. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<div style="text-align: left;">
La verdad que
el ambiente acojona. A mi me lo habían pintado muy bonito. «Tú estudia y échate
a dormir» ¡Qué gran mentira! Somos la generación más julai que ha parido madre.
Aquí y allí, gente protestando, quejándose, tirándose pedos, eructando… pero
sin llegar a las manos. Tengo las 24 horas con el corazón bombeándome a 24.000
revoluciones por minuto. Siempre con el canguelo. ¿Qué pasará? que como me
relaje es que me meten el Apolo 13 por el horto. Y luego está mi madre: «Ay
hijo, qué miedo, qué tiempos, que va a ser de vuestro futuro» Qué futuro, má.
Aquí solo hay futuro para las ratas y las cucarachas. Y para las piedras. Si no
es por los Mayas, es por un planeta que se acerca a todo hostia hacia la
tierra, y sino un petardazo solar, y sino una guerra nuclear, y sino una
epidemia, y sino un maremoto, un huracán, un temblor de tierra, una lluvia de
ácido, una sequía, una plaga de langostas… o a lo mejor nada de eso. A lo
mejor, al final, nos vamos todos a la cola del infierno de un simple y
fulminante patatús.</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-33940722373205542592012-12-16T06:28:00.000-08:002012-12-16T07:18:41.429-08:00En una barra de bar. Año 1985<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-riA0PgjGass/UM3aUSOQM2I/AAAAAAAAABs/5vTZ5cdlciE/s1600/1985.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-riA0PgjGass/UM3aUSOQM2I/AAAAAAAAABs/5vTZ5cdlciE/s320/1985.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
—Dame un cigarro. Lucky. Tú fumas Lucky, ¿no?</div>
<div class="MsoNormal">
—Sí.</div>
<div class="MsoNormal">
—Y fuego. —Le acerca el cigarrillo—.</div>
<div class="MsoNormal">
—¿Qué haces, animal? ¿De tu boca? ¿Y si tienes SIDA? ¡Joder!
Hay que tener cuidado. Acércame el mechero.</div>
<div class="MsoNormal">
—¿Entonces cómo te ves tú dentro de veinte años?</div>
<div class="MsoNormal">
—Lo que te iba diciendo, ¿cómo me voy a ver? Bien,
espectacular. Me veo con dinero, ¿Sabes? Los rusos y los americanos. ¡Bang! Van
a levantarse los culos un día a petardazos. Dos socavones gigantes, como te lo
digo. Y el resto del mundo, pues claro, más rico, más dinero para todos; nos lo
repartiremos.</div>
<div class="MsoNormal">
—¿Tú crees que ocurrirá? </div>
<div class="MsoNormal">
—Por supuesto, y ahí estamos los españoles… ¡¿No nos ves?!...
¿No has visto tú como ha cambiado este país? Lo tenemos todo. El imperio donde
siempre sale el Sol, ¿lo has oído alguna vez? Eso es España chico, de toda la
vida de Dios. Solo que nos la jugaron en Cuba los<i> yankees</i>… Yo te cuento…. Se hundieron ellos mismos un barco y
dijeron que fuimos nosotros… Para que veas que nobleza esta, la nuestra. Por
nobleza nos fuimos al garete… Y por confiaos… Los españoles somos muy confiaos.</div>
<div class="MsoNormal">
—Pero dicen que los chinos…</div>
<div class="MsoNormal">
—Qué chinos ni qué leches. ¿Tú has visto a un chino hacer
algo alguna vez aparte de montar restaurantes “chinos”?... No, ¿verdad?... Esa gente no tiene visión empresarial. Son
karatecas de esos, solo quieren envenenar al mundo con su comida basura… no no
no… ni mijita… esa gente de pobre no sale… no son como nosotros… aquí se come
bien… jamoncito… aceite… LA DIETA MEDITERRÁNEA… por eso el cerebro nos carbura
mejor… los españoles somos grandes inventores… El Quijote… el helicóptero… el
submarino… ¿lo sabías…? ¿sabías que inventamos el submarino?</div>
<div class="MsoNormal">
—Venga ya…</div>
<div class="MsoNormal">
—Aquí solo nos ha faltao el líquido… ¿me comprendes? La
panoja. Sino ríete tú del Renacimiento. Si la Atlántida está en Cádiz, hermano.
Otra cosa que nos jodieron. Hundido, como te estaba diciendo antes… como en
Cuba… igualito.</div>
<div class="MsoNormal">
—¿Y tu crees que encontraremos trabajo?</div>
<div class="MsoNormal">
—Chico, no te preocupes. Los astilleros no es lo nuestro.
Aquí se van a fabricar coches y a punta pala. ¡Una jartá! Vamos a ser los
primeros productores mundiales. La SEAT; acabaremos comprándolos a todos: la
Volswagen, la Mercedes… hasta las puñeteras aspirinas. Se lo vamos a quitar
todo a los alemanes… Esa gente no se va a arreglar en la vida… Unos fanáticos
los rubitos… En cuanto empiezan a sacar la cabeza un poquito a la superficie se vuelven locos y se van a la
mierda en un segundo… Nosotros somos más constantes... Hasta odiando lo somos… O
es que se nos ha olvidado lo que nos hicieron los moros.... ¡No! Nos jodieron y
no lo olvidamos… Constancia, ¿entiendes?... ¡No te das cuenta!... Lo tenemos
todo para ser los líderes del mundo… Por eso… por eso nos jodieron en la Guerra
Civil… no nos quisieron ayudar porque nos tenían miedo… ¡Joder! saben lo que
hubiésemos sido capaces de hacer… Por eso nos hundieron… Somos como los
japoneses pero mejor, porque descansamos más. </div>
<div class="MsoNormal">
—¿Cómo sabes tanto?</div>
<div class="MsoNormal">
—Soy un observador. Me doy cuenta. Tú fíjate en Marbella...
Eso es progreso... ¿A qué ciudad del mundo va tanta gente rica a gastarse
dinero?... España <i>is different</i>…. ¡Qué
aquí hay Sol....! Están todos jodidos de frío en sus países… Piénsalo bien...
Todas las empresas vendrán a España, porque todo el mundo quiere vivir en un
sitio cálido... Nadie quiere morirse de frío... Por eso es lógico, lo que te
digo… ¿sabes?... Lo tenemos todo, ya te lo he dicho… Dentro de veinte años,
bbbrrrrrr!! LOS REYES DEL MUNDO.</div>
<div class="MsoNormal">
—Bueno pero tú, tú. ¿Tú cómo te ves dentro de veinte años?</div>
<div class="MsoNormal">
—Pues cómo me voy a ver, chico. En coche volador.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-67469029588148093052012-12-06T02:45:00.000-08:002012-12-06T03:15:26.479-08:00De resaca por el Prado<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-HyPmZkrGxiU/UMB4rKw8wtI/AAAAAAAAABY/uWyFQLKFzKs/s1600/el-jardin-de-las-delicias-El-Bosco-tabla-central.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://2.bp.blogspot.com/-HyPmZkrGxiU/UMB4rKw8wtI/AAAAAAAAABY/uWyFQLKFzKs/s320/el-jardin-de-las-delicias-El-Bosco-tabla-central.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
«Vete andando, un paseíto por
Madrid, en plan castizo, te vendrá bien. Solo tienes que cruzar el puente hacia
Legazpi, un pelín más allá de Matadero, luego coges el Paseo de las Delicias
todo recto todo recto todo recto, hasta Atocha. Allí pregunta por el Prado. Van
a ser veinte minutos.»</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y una leche. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mónica me lo había pintado de lo
más lindo, pero resulta que no. Por el camino me acordaba de ella. También de
que tenía que escribir nuevo material para enviárselo a mi colega T.F., con
responsabilidades en el puesto de mando. Hacía dos meses que me lo había
comentado, lo de colaborar, pero yo nada, como quien escucha llover. El caso es
que no tenía nada sobre lo que escribir; meses recluido en la península ceutí,
sin más variación ni novedad que las subidas y bajadas de los índices de
mortalidad que, la verdad, no da para mucho. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero ahora estaba en Madrid,
viaje de placer y cultural, perfecto para una pequeña crónica; o para una
estupidez como una catedral. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por el camino, dentro de la
resaca del día anterior, iba pensando en cómo empezar, presentarme así, ante la
audiencia: «HERMANOS, OS SALUDA UN PAISANO DE SANGRE ALMERIENSE, DE MI ABUELO
MIGUÉ, NATURAL DEL ZAPILLO, QUE ALLENDE LA GUERRA DESEMBARCÓ EN PLAYAS DEL
NORTE DE AFRICA PARA JODERLE LA VIDA AL GRUESO DE NUESTRO ÁRBOL GENEALÓGICO» `pero
lo deseché rápido. Daba igual presentarse, hacer la pelota; estábamos todos
jodidos: almerienses, caballas, boquerones, vizcainos, pacenses, albaceteños…
todos igual, medidos por el mismo rasero… aquí ya un litro de sangre cotizaba
al mismísimo valor: Un truño del calibre 34.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así que, siguiendo los pasos de
Mónica (Mónica, me acordaré de ti toda mi vida) llegué hora y media después al
Museo del Prado, tras haberme perdido tres o cuatro veces y después de superar
mi ancestral miedo a preguntar a desconocidos calles, avenidas, antros de
perdición.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entrada fácil, sin esperas, y
adentro.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-UbM-5NHzpi4/UMB4fPgNdnI/AAAAAAAAABQ/Z8znt9-cj4Q/s1600/demoniaco+20.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" src="http://3.bp.blogspot.com/-UbM-5NHzpi4/UMB4fPgNdnI/AAAAAAAAABQ/Z8znt9-cj4Q/s320/demoniaco+20.jpg" width="320" /></a></div>
Era el Prado un lugar austero,
clásico, de líneas duras; sin florituras. No mucho después de entrar, me di de bruces
con la primera maravilla; demasiado para un primer plato. El Jardín de las
Delicias, del Bosco. Había visto este cuadro mil veces en mi libro de 2º de
Bachiller, pero nada como verlo en persona. El impacto fue similar al que me
produjo la visión de de la Primavera de Boticelli en el Museo de los Uffici. Un
cosquilleo en las bolas, como cuando bajas la pendiente de una montaña rusa. No
sabría decir el por qué; magia, supongo. La verdad que el espectáculo que se
curró el nota daba gusto. ¡Ojo! un tríptico. En el ala izquierda, una aburrida
escena de la creación totalmente prescindible. En el centro, una explosión de
color, donde el rosa, el azul y el verde decoran todo el jolgorio; con
animalitos, gente en pelotas y caramelos. La escena es demasiado extensa como
para intentar describirla; el caso es que ese era el lugar prometido una vez se
hubiese superado la etapa infernal. Y aquí ya es que el cerebro se le desmadraba.
Una amalgama de seres demoniacos, animales híbridos y objetos demenciales lo
cubre todo. Las escenas son casi de cachondeo, pero acojonantes al mismo
tiempo; un antecedente claro y espectacular del más lustroso surrealismo. Era
alucinante ver como un tipo del siglo XV había tenido la suficiente lucidez
como para adelantarse cuatro o cinco siglos a las pajas mentales de la
modernidad. Un diez para el Bosco. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro, no menos lúcido, lucía en
la misma sala. Brueghel no le iba a la zaga, ya en el siglo XVI; “El Triunfo de
la Muerte”, lo mejor que había parido El Prado. Una batalla campal de
esqueletos contra humanos, en la que no se deja títere con cabeza. Los canijos
parece que se lo pasaban pipa cercenando vidas; ejércitos de calaveras
arramplando con todo bicho viviente, en el que claramente la muerte triunfa,
metiéndolos a todos en un tapper gigante para cocinarlos en el infierno. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A partir de aquí, como siempre,
me perdí.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-70-ozvISFMs/UMB4C6WUoGI/AAAAAAAAABI/JXrUK1YbMd8/s1600/BUFON+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-70-ozvISFMs/UMB4C6WUoGI/AAAAAAAAABI/JXrUK1YbMd8/s320/BUFON+2.jpg" width="241" /></a>Después de deslomarme escaleras
arriba y abajo, di con uno de los cabezas de cartel, Francisco de Goya. De
todas, una que reseñar. Esa en la que un perrito, abajo, fuera, casi saliéndose del
cuadro, se hunde en lo que parece ser un desierto tempestuoso. El aquelarre,
sus brujas y sus cacas negras me importaban un bledo. ¡Maldita sea! Un chucho
la estaba diñando en mitad de una de las mayores pinacotecas del mundo y nadie
hacía nada… joder… ni una foto. Era triste, como España (referencia oportunista
y carente de toda creatividad). Es decir… España… un perrito desvalido…
hundiéndose.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No
podía evitar que me llamase la atención todo lo que representaba un mundo en
caos, a punto de espicharla. Solo unos pocos se habían dignado en tiempos
pasados a advertir que todo este tinglado se iba al carajo. Era el Prado muy de
retrato, de señoritingos montados a caballo, de tías más feas que un codo
posando con espléndidos modelitos. Había que irse hasta Velazquez, o apártese
un poco de él, en otra sala, para ver sus bufones y arlequines. El más
inquietante, sobre todos, es el bufón Don Sebastian. Permanece sentado, como un
muñeco de juguete con sus cortas patitas estiradas sobre el suelo. Su mirada
penetra; es segura, poderosa, lúcida, irradiando pura libertad. Parece estar
interrogando, preguntando qué haces aquí en el mundo, qué esperas a largarte de
él. Horrorizado, fui cruzando estancias. Saturno devorando a su hijo (Goya), El
paso de la laguna Estigia (Latinir), David vencedor de Goliat (Caravaggio), El
3 de mayo de 1808 (Goya), Las Lanzas (Velazquez) hasta que por fin la vi.
No podía irme del Prado sin encontrar el amor. La Inmaculada concepción de
Murillo, puro encantamiento. Ahí me quedé, prendado como un gilipollas, de la
niña más bonita de la capital. Sola para mí, entre tanto alboroto. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Caos,
destrucción, poder, derrota, barbarie… todo ocurría en el Prado, y también Las
Delicias… el Jardín. Había que salir fuera para ganárselo.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-67699932649188954742012-11-15T13:10:00.002-08:002012-11-15T14:17:05.463-08:00Un país para comérselo<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hoy al salir a la calle he
notado algo raro. Para empezar, el acerado había cambiado de color. No me he
dado cuenta realmente de lo que estaba pasando hasta que he visto a un tipo
pegándole dentelladas. Era de chocolate. En el cielo, nubecitas rosas de azúcar
navegaban dulcemente de forma espaciosa y límpida. La cosa se ha puesto
graciosa cuando un mendigo me ha ofrecido una bolsita de sugus. A partir de ahí, todo ha sido una fiesta. En los semáforos de peatones, galletitas de jengibre
saltaban locas y alborotadas derramando migajas sobre los viandantes. Un guardia de
tráfico con el que me he cruzado llevaba al cinto una porra de regaliz y un
matasuegras por silbato. Un perro, en cuclillas sobre una zona ajardinada,
cagaba donettes formando una perfecta pirámide de bollería. Una chica, unos metros más allá, hablaba con una piruleta en la oreja, mientras sus tetas, dos globos amarillos, apuntaban hacía infinito. Los loteros gritaban sus números, alineados y llameantes, como velitas de aniversario.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-soeP39ADqEA/UKVYvonde7I/AAAAAAAAAAs/3dXuJ5lsl4s/s1600/Golosinas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://4.bp.blogspot.com/-soeP39ADqEA/UKVYvonde7I/AAAAAAAAAAs/3dXuJ5lsl4s/s320/Golosinas.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya es que era para
partirse el culo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras tanto, en la rúa, los vehículos se paseaban burbujeando por sus tubos de escape hermosas pompitas de jabón, al paso de señales de trafico que sonreían como tiernos emoticonos.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Jodo”, me he dicho. “La leche, la leche que los han mamao”.
La calle es que parecía un puñetero chikipark. Los viejales jugaban en un
parque al dominó con lacasitos. Todos los establecimientos eran heladerías, atendidas por entreañables ositos de peluche que lanzaban corazones indiscriminadamente desde sus pechos henchidos a todo el que pedía sabor a pistacho o sirope. En los estancos, en vez de períodicos, se anunciaban sopas de
letras, que en lugar de noticias componían chistes, congas, torres de castellers. </div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-EZTlIIHCzwc/UKVZAB7IpGI/AAAAAAAAAA0/q1sKYqEC5nA/s1600/golosinas1_627896799.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://1.bp.blogspot.com/-EZTlIIHCzwc/UKVZAB7IpGI/AAAAAAAAAA0/q1sKYqEC5nA/s320/golosinas1_627896799.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
“Qué cachondeo, dios mío”. Se les veía a todos tan alegres. Joder,
hasta yo iba esbozando una gran sonrisa. Lo mejor ha llegado cuando he ido a
desayunar y he podido presenciar una conversación de alto nivel. Tres hombres,
apoyados en la barra, vestidos con monos azules, debatían con gran mesura y
dominio pleno de la dialéctica sobre temas de alta ingeniería financiera. Le
he preguntado al camarero, asombrado, qué pasaba con… “ssssshhhh, calle. ¡Licenciados,
licenciados! ¡todos somos licenciados!”. Tras esta revelación, todo lo anterior me ha parecido una
simple anécdota. El país no iba mal. Ni tampoco regular.
Coño, el país es que iba de las mil putas maravillas. La felicidad es que se me
salía por el cuello de la camisa. HOSTIAS, que me he emocionado. Que ya se que
la cosa estaba jodida, pero esto era de orgullo. Vamos, que me fui corriendo a
la librería más cercana a hacerme con un tomo de Macroeconomía. Y va la tía y me dice que si micro-. ¡Y un huevo! Si hay que ponerse hay que hacerlo a lo
grande, como se ha hecho toda la vida de dios en este país. Que había que
conquistar América ¡ahí vamos! nos cepillamos a todas las mujeres y a los
hombres y hasta los perros si hace falta, que huevos nos sobran. Que hay que
matar a Trotsky, espérate y verás, que te mando a México a un chavalito que no me veas tú
como cercena vidas el niño, toma piolet en toa la cabeza. Bah! que hay que reconquistar, ahí
viene el Cid cabalgando sobre Bavieca con las pelotas colgando sobre la meseta
castellana, a ver a ti que te pasa. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Por eso no me he demorado y he corrido a casa defecando obleas. Ni un minuto que perder, tenía que empaparme sobre el tema. No iba a ser yo el que fuera a joder todo este tinglado de color. Así que he abierto tocho y tirado de índice, a ver de que va esto de la oferta y la demanda.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-48796443564081070262012-11-14T10:59:00.001-08:002012-11-15T01:11:52.181-08:00Filosofía en manteca<div style="text-align: left;">
Pongo Thelonious Monk y ya ni eso es capaz de levantarme el ánimo. Antes, un ritmo atonal de la bestia era capaz de zarandearme hasta la última fibra del esqueleto. Como pan con manteca sentado en la cocina. A través de la ventana puede verse la cornisa africana con absoluta nitidez recortando el horizonte. Es reconfortante observar el tercer mundo mientras se merienda, te hace esgrimir profundas reflexiones: <i>"Miralos ahí, pobreticos, muriéndose de hambre", </i>para más tarde salir del letargo y darte cuenta del año del señor en el que vives. La siguiente pregunta obligada es <i>cuánto</i> tiempo te debe quedar a ti y a los tuyos para que os engulla el tercer, el cuarto o el quinto mundo. Según las últimas noticias falta el pedo de una mosca. Aquí el que no está ya yendo al Mercadona de su barrio a abastecerse de latas de conserva es que todavía no se ha enterado de la vomitona que se le viene encima. Ya es que suenan trompetillas a zafarrancho. Lástima que aquí no hayan puesto aún el Mercadona. Se dice que los cosméticos de marca blanca están saliendo la mar de bien.</div>
<div style="text-align: left;">
Enciendo un cigarrillo con un mechero de Alianza Popular que alguien debió dejarse aquí allende el 83, mientras en la obra de enfrente no paran de darle al tajo. Expulso el humo lentamente intentando no moverme mucho. La alcachofa del butano está jodida, cualquier movimiento en falso podría convertirme en fosfatina y joderle la maqueta a los currelas de abajo. Aunque algunos lo agradecerían. Hoy en día nadie parece tener fuego; excepto los gorrillas, las bingueras y los mecheros ultraconservadores.</div>
<div style="text-align: left;">
"Un poco de lumbre, eso, le haría falta a este país", me digo, en un breve análisis personal del estado de la nación. "Contenedores ardiendo, joder. Eso hace falta. Una flota alienada de contenedores ardiendo".</div>
<div style="text-align: left;">
Como aquella línea africana tras la que se esconde el Sol, abrasando el tercero y el primero de los mundos.</div>
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-29000066926994044922012-11-08T03:57:00.000-08:002012-11-08T03:57:06.962-08:00Le dépaysé: "Mi arte está en elegir"Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4980573918810736486.post-51496110793481862742012-11-08T01:48:00.001-08:002012-11-08T01:48:16.129-08:00africanoAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/14491629014388423716noreply@blogger.com0